Llegó la primavera, las flores, el sol, llegaron las hormonas alteradas, las alergias... En definitiva el renacer de la propia naturaleza, y con ella llego también el renacer del Lanik Expedition Team. ¡Vuelven las tan esperadas Rutas LANIK 09!A las 9:30 del 14 de abril parte desde la estación de
Euskotren de Arragua la primera ruta LANIK 09. Forman parte de la expedición Iñaki Cabrejas y Txipito II. De cara al futuro sabemos que los demás aventurer@s se sumarán poco a poco a las rutas, pues están deseosos de partir a tierras lejanas sudando la gota gorda ¡claro que sí!
Euskotren de Arragua la primera ruta LANIK 09. Forman parte de la expedición Iñaki Cabrejas y Txipito II. De cara al futuro sabemos que los demás aventurer@s se sumarán poco a poco a las rutas, pues están deseosos de partir a tierras lejanas sudando la gota gorda ¡claro que sí! Los dos intrepidos ciclistas llegaron en un ti-ta a la alameda de Errenteria, cruzaron Lezo a velocidad de crucero y se lanzaron contra lo que para cualquier otro ciclista supondría un muro infranqueable, Jaizkibel, pero no para nuestros LANIK, que escalaron por sus rampas con pedaladas firmes y acompasadas que les permitieron llegar al cortafuegos sin gran dificultad.
A partir de ahí Iñaki y Andoni deberían seguir la estela que dejan las líneas amarillas que marcan el camino de Santiago por la costa. Pan comido a pesar del continuo sube y baja y al terreno pedregoso por el que rodaban. Además de dichas piedras, nuestros valientes tuvieron que sortear algún peregrino, caballos salvajes realmente peligrosos e incluso las moñigas que éstos dejaban a su paso.
Pasaban los kilómetros y el terreno no variaba ni un ápice: subidita, bajadita, subidita de nuevo, curva hacia la derecha, subidita, curva hacia la izquierda... y así poco a poco las piernas empezaban a sentir el paso de los kilómetros, pero había dos razones para el optimismo: una, ya habían superado el paso bajo las antena que marcan la altura máxima de Jaizkibel por lo que el terreno tendía a descender a partir de entonces; y dos, al mirar a su derec
ha ya no veían Lezo sino la bahía de Txingudi. Ya quedaba menos para lograr el objetivo, que no era otro que tomarse un piscolavi antes de retornar a sus casas.
ha ya no veían Lezo sino la bahía de Txingudi. Ya quedaba menos para lograr el objetivo, que no era otro que tomarse un piscolavi antes de retornar a sus casas.Foto, traguito de agua de la fuente bañera de perros y Guadalupe a sus pies. Allí según la organización de la etapa estaba previsto el avituallamiento, pero por motivos ajenos a los LANIK éste no se produjo, y casi resultó ser mejor para ellos puesto que un simple pintxo de txistorra no tendría suficiente caché para estos magníficos expedicionarios.
En Guadalupe prefirieron inspeccionar la zona e intentar abrir alguna vía virgen, pero fracasaron en su intento y es que abrir cualquier tema virgen es muy complicado y más si no se goza de la compañia de Jokin para lograrlo. Finalmente descenso por carretera hasta Oñarbi, donde los LANIK decidieron tomar, esta vez sí,
el tan merecido tentempie. En un principio tuvieron dudas de en cual de los bares de La Marina debían tomar el avituallamiento, cual de todos aquellos templos culinarios eran merecedor de la visita de los LANIK, pero las dudas se disiparon al ver una terraza en la que se sentaba un hombre encorbatado, enfundado en un traje como mandan los cánones, que gozaba de un buen plato de karrakelas y que oía como el camarero le comentaba que en ese bar no se servían copas de Alvariño a no ser que se tomase la botella entera. Aquel era el lugar ¡sí señor! ni txistorra, ni croquetas, ni pintxos de tortilla, eso lo toma cualquiera, un LANIK se merece una buena ración de txipirones en su tinta.
el tan merecido tentempie. En un principio tuvieron dudas de en cual de los bares de La Marina debían tomar el avituallamiento, cual de todos aquellos templos culinarios eran merecedor de la visita de los LANIK, pero las dudas se disiparon al ver una terraza en la que se sentaba un hombre encorbatado, enfundado en un traje como mandan los cánones, que gozaba de un buen plato de karrakelas y que oía como el camarero le comentaba que en ese bar no se servían copas de Alvariño a no ser que se tomase la botella entera. Aquel era el lugar ¡sí señor! ni txistorra, ni croquetas, ni pintxos de tortilla, eso lo toma cualquiera, un LANIK se merece una buena ración de txipirones en su tinta.Y de allí solo quedaba el rush final hasta Irun. Por el céntrico Paseo de Colón, la Gran Vía de la ciudad fronteriza, hicieron su entrada en meta los expedicionarios del LANIK EXPEDITION TEAM.
Atrás quedaron 29,04 km. a 14,20 km/h de media y una velocidad máxima de 52,72 km/h en dos horas y dos minutos de recorrido ¡una auténtica machada!

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